“Al poco de llegar a España, no tenía nada y un día estaba en el parque, pensando qué hacer. Por un lado escuchaba los problemas de mi familia y no sabía si lo mejor era buscar algo para formarme y poder apoyar a mi familia o dejar de estudiar para buscar un trabajo lo antes posible y enviar sin demora la ayuda a casa… Miraba a los jóvenes en el parque, con sus familias… y yo no tenía la mía. Entonces supe que la decisión acertada era formarme, eso era lo mejor para todos”. Así nos cuenta Abdoul cómo decidió venir a formarse a Norte Joven.
De aquellos días han pasado más de 12 años; su talante tranquilo y reposado mientras conversamos nos revelan un joven que- comparado con aquel de hace una década- ha madurado, pero a quien los avatares de la vida no han conseguido borrar ni la sonrisa permanente en su rostro ni la mirada jovial y despierta. Cuando llegó a España procedente de Camerún no sabía hablar español, pero tenía claro que quería hacer algo relacionado con Electricidad. “La energía siempre la vamos a necesitar y eso me animó, porque veía que podía tener un trabajo en el futuro” explica Abdoul.
Dos años después de llegar a Norte Joven, no sólo se defendía perfectamente en español, sino que obtuvo el título de graduado en Educación Secundaria y encontró trabajo en una empresa como electricista. “Poco después llegó la crisis y me quedé sin trabajo. Entonces decidí irme a Noruega, a probar suerte, y estuve allí trabajando tres años como electricista. Mi siguiente paso fue trasladarme a Suecia, tardé sólo dos semanas en encontrar trabajo en este país. Lo único que llevaba conmigo era el título de Secundaria que saqué en Norte Joven y mi formación como ayudante de electricidad de la asociación; pero allí todo es distinto. Necesitas el título, pero sobre todo tienes que demostrar que conoces el oficio y que sabes trabajar. Estuve trabajando como oficial prácticamente un año y medio. Después, decidí regresar a España, donde había empezado todo, a buscar trabajo y a seguir formándome”.
Hace unos meses fue a Camerún, quería llevar para allá cosas de electricidad que sabía que necesitaban. «En mi país, no existe algo así, como Norte Joven, donde te apoyan, te forman y donde da igual de dónde procedas- comenta este antiguo alumno-. Si algo he aprendido en Norte Joven es que si tienes un sueño, aquí lo puedes conseguir. Mi sueño, en un futuro, es volver a mi país, a mi casa con mi familia y poner en marcha allí mi propia empresa de instalación de Electricidad, conseguir que tenga rentabilidad, que me permita mejorar mi vida. Me gustaría ayudar a que otras personas de mi país también avancen en su vida, que aprendan este oficio para trabajar con profesionalidad. Estoy convencido de que tener la mano siempre tendida no es la solución, hay que formarse y transformar la forma de hacer las cosas para que tu vida cambie. Cuando recuerdo Norte Joven, siento que es igual que cuando me acuerdo de mi familia. Todas las personas que me han ayudado en Norte Joven lo han hecho por mí, de buen corazón, siempre sonriendo y ¡eso es genial! Me ha marcado para siempre y me va a acompañar toda mi vida. Aquí encontré gente muy buena que creyó en mí y, sobre todo, que me hizo creer en mí mismo”.